Guanajuato, una de las ciudades más pintorescas y llamativas de la región central de México, ofrece una amplia variedad de alternativas turísticas. Los viajeros que elijan esta
ciudad colonial como destino, podrán sorprenderse con sus imponentes y tradicionales construcciones arquitectónicas que contribuyen a definir un paisaje urbano realmente atrapante. Asimismo, la oferta de servicios turísticos con que cuenta incluye desde confortables
hoteles, pasando por una amplia variedad de restaurantes y bares, así como de empresas abocadas especialmente a entretenimiento, donde la gama de alternativas es muy diversa, para que toda la familia pueda disfrutar plenamente de la estadía.
La riqueza con que cuenta Guanajuato logra seducir a turistas de diferentes partes del mundo. Cada año, la ciudad recibe a cientos de apasionados por recorrer sus calles, callejones, plazas, templos y museos. Sin embargo, una de las particularidades más llamativas a la vista de los turistas son sus túneles y calles subterráneas que otorgan, sin lugar a dudas, una distinción “mágica” a
Guanajuato.
Ver la ciudad aparecer y desaparecer desde los túneles es quizás una de las experiencias más disfrutadas por los viajeros. El inmiscuirse en estas calles y pasadizos permite contemplar la ciudad de diferentes puntos de vista. Así, los paseos por
Guanajuato se impregnan de una magia especial, donde los más curiosos podrán descubrir diferentes rincones en los que el arte, la cultura y la tradición han dejado su traza para poder ser apreciados con plenitud. En este sentido, los pobladores locales se convierten en los mejores guías turísticos para cualquier viajero que desee conocer cada uno de los encantos que esta
ciudad mexicana tiene para ofrecer.
La construcción de este llamativo entramado de túneles se inicia a fines del los años 1800 con un claro objetivo: solucionar el considerable problema de inundaciones que
Guanajuato sufría desde muchos años. Estos pasadizos sirvieron así, en un principio, para evitar que el desbordamiento de ríos ocasionara frecuentes perjuicios a los habitantes de la
ciudad. Sin embargo, hoy en día, los mismos contribuyen especialmente a desahogar el tráfico de la urbe, haciendo más ameno el tránsito en la misma.
El primer túnel construido se conoció con el nombre de “El Cuajín”. El mismo iniciaba en la Hacienda de San Agustín (donde hoy podemos hallar al Mercado de Embajadoras) y encontraba su fin en la sección trasera de la presa Pozuelos. Su longitud de más de 1000 metros, permitió en su momento desviar las aguas que provenían del Monte de San Nicolás, evitando así las frecuentes inundaciones que afectaban a la zona.
Esta ciudad colonial incorpora de este modo túneles y calles recónditas a lo largo y a la ancho de su territorio que se combinan a la perfección con sus callejones empedrados, su tradicional arquitectura edilicia así como con sus frondosas plazas y jardines, configurando de esta forma una postal urbana realmente sugestiva. Así, si visitas
Guanajuato, llevar a cabo un tour por el centro y alrededores de la ciudad se presenta como una de las propuestas que, sin duda, no tendrá desperdicio.
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